Consideramos lo real a todo aquello que percibimos a través de los sentidos, pero, como explica Morfeo a Neo, todo ello podrían ser señales eléctricas interpretadas por nuestro cerebro. Así, le muestra que, lo que percibimos, no tiene por qué ser lo real, resultando el mundo que conoce es una mera simulación.
Y, ¿Cómo podemos saber con certeza que lo que percibimos es la realidad? Al igual que proclamaba Descartes, los sentidos pueden engañarnos, son meras señales eléctricas, reacciones químicas en nuestro cerebro, como interpreta Morfeo.
La realidad que conocemos, el mundo en el que vivimos, podría no ser real. Lo único de lo que podemos estar seguros es de nuestra conciencia, nuestro pensamiento, el cogito. Por tanto, a ese pensamiento va ligada nuestra propia existencia, que también es incuestionable, puesto que estamos pensando. Lo único que sabemos con certeza es que estamos dudando.
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